Por Lucía Gradel
El Hostel Iacob House, ubicado sobre la calle Gorostiaga en el barrio de Belgrano, Buenos Aires, Argentina; es una casa tranquila y silenciosa. Al ingresar, nos topamos con un sinfín de carteles y folletos informativos en hebreo, lo que da cuenta de que se trata de un lugar dedicado a un público muy específico: israelíes.
Su anfitrión, Iair, de 23 años, encargado del Hostel cuenta que el mismo abrió sus puertas en marzo del 2008. La propiedad era una casa ya construida, que funcionaba como depósito de la familia Elsztain. A partir del dato de la gran cantidad de mochileros israelíes que viajaban a Sudamérica (más de 10.000 al año), surgió la idea de abrir un espacio para que estos jóvenes se sientan bienvenidos y cómodos, por lo que se puso a punto la casa y poco a poco fueron recibiendo huéspedes. Iair explica que la ciudad de Buenos Aires está llena de lugares para mochileros, y que muchos conocen el gran público israelí e incluso quienes los atienden saben un poco de hebreo. Sin embargo, Iacob House es distinto: “La idea del Hostel es que los chicos se sientan en casa”, cuenta.
El precio único, la ubicación y el boca a boca constituyen la fórmula ideal que vuelve tan atractivo a este alojamiento. “Para empezar, lo que busca el mochilero es el precio. En segundo lugar, como te dije, el objetivo del Hostel es que se sientan en casa. Es increíble, los chicos salen de Israel para hacer un viaje, se van de su país, y lo que más quieren es sentirse en su hogar”. Sin embargo, hay otro punto que vuelve diferente a este Hostel: el cuidado de las costumbres judías. Si bien la gran mayoría de los mochileros no son observantes, al hospedarse en Iacob House muchas veces tienen un primer contacto con la religión o costumbres que en su casa no suelen practicar, y logran una conexión que en Israel nunca habían sentido. La casa cuenta con dos templos a menos de cien metros, una mikve dentro de la construcción, sefer torá, y cocina Kasher, entre otras cosas.
Por otro lado, el Hostel ofrece diversas actividades para que los huéspedes se encuentren con opciones únicas para disfrutar de la ciudad de manera distinta. Además de las más clásicas como ofrecer tours, entradas a boliches al mejor precio, excursiones a Tigre y asado argentino todos los jueves; Iacob house brinda comidas de shabat todos los viernes a la noche y sábados al mediodía, incluídas en el precio, además de los desayunos. Las cenas de los viernes son un éxito y todos los huéspedes se quedan, no solo porque no se cobran aparte, sino por el hecho de sentirse, por un rato, como en casa. Cenan todos juntos como si estuvieran en su ciudad en Israel. Sobre los mochileros israelíes, Iair destaca la “jutzpá”, esa actitud sin rodeos que los caracteriza, y cuenta: “lo que más les agrada del latino es la tonada del español. En segundo lugar, a los mochileros israelíes los vuelven locos las argentinas, vienen acá y te dicen todo el día ‘chiquititas’ y no por la telenovela… Pero lo que más les gusta es el estilo. Hay mucha alegría que quizás uno no lo nota pero la gente que viene de afuera lo ve, dentro de los parámetros comunes, en la Argentina la gente es muy alegre”. Es en este ambiente que los israelíes encuentran en Latinoamérica, que se generan las anécdotas más memorables, y en palabras de Iair, “No hay felicidad más grande que recibir una invitación de dos mochileros que se conocieron acá y se casaron en Israel”.
KFIR - TURISTA “MOCHILERO” ISRAELÍ
En la casa ubicada en el barrio tranquilo, se puede escuchar un gran silencio: la época invernal es baja temporada para el turismo israelí en Buenos Aires. Sin embargo, a causa de un partido de fútbol de River, se encuentra hospedado Kfir, de 26 años. Originario de Haifa, quien fue paramédico en su servicio militar y trabajó en grupos de Taglit para juntar plata para viajar, está en Sudamérica desde el 24 de enero, y tras varios meses de viaje su español es casi perfecto.
¿Por qué quisiste venir a Sudamérica? Más que todo, porque vi que acá hay mucha cultura. También me gustan los paisajes, pero paisajes y naturaleza hay en todo el mundo. Yo siempre tuve curiosidad de conocer la sociedad de acá. Me gusta aprender sobre la historia de la colonización, los inmigrantes, las relaciones entre diferentes grupos de la sociedad… es interesante. Especialmente la diferencia entre las personas de ciudades grandes (como Buenos Aires) y las que viven en zonas del norte de Argentina como Jujuy y Salta. Me gusta ir a pueblos donde menos israelíes van, como Capilla del Monte, que son muy interesantes también.
Cuando estás viajando por Sudamérica, y contás que sos israelí, ¿Qué respuesta tenés? ¿Cómo te sentís? Cuando llego a un lugar muy chico, la mayoría de la gente no sabe qué es Israel, entonces yo les explico con mi español, que no es bueno. Ellos llegan a entender que hay un lugar, país en otra parte del mundo, en el Mediterráneo, que tiene muchos problemas pero es lindo, y muchos dicen que no sabían todo eso. En general después de decir que soy israelí, la mayoría es muy amable. Claro que hay también personas que eran muy buena onda antes de decir que era israelí, y después me empiezan a preguntar cosas sobre el servicio militar y las relaciones con los palestinos, tema muy sensible para mi país… pero todo bien. Trato de hablar pero es muy difícil porque necesitaría tener mejor nivel de español. La primera vez que vine a Buenos Aires me alojé en un hostel en el centro, y estuvo todo bien. Pero después escuché que existía éste, que quedaba en un barrio más tranquilo, y en ciudad tan grande como Buenos Aires, me atrajo tener un tiempo de descanso. Hay momentos en un viaje que uno lo necesita. Por eso, cuando vine de Mendoza, preferí este lugar. Volví a Buenos Aires para ver el partido de fútbol de River en el Monumental.
¿Cómo describís a los latinos? Es difícil generalizar, porque acá hay millones de personas… pero a veces, cuando hablo con latinos, puedo ver algunas cosas parecidas a los israelíes. Los argentinos, por la forma de hablar, a veces son muy similares a los israelíes. Claro que hay también muchas diferencias. Siento que acá hay más alegría. En mi país también son alegres, pero a veces buscan mucho lo negativo, quizás tiene que ver con la historia de Israel, porque hay gente que sufrió mucho. Pero acá también hay mucha gente pobre, se ve mucha distancia entre la clase alta y la clase baja, e igual vi gente que con lo poco que tienen y todos los problemas, todavía tienen la sonrisa en la cara, y eso es algo lindo. Me gusta mucho el fútbol argentino y la cultura que se genera, son muy apasionados hasta puntos peligrosos… pero desde muy pequeño me llama la atención y tengo mucha curiosidad.
¿Por qué crees que vienen tantos israelíes a Sudamérica? Los israelíes salen del servicio militar después de tres años y quieren viajar. Y pasan dos cosas: una es que no podemos viajar cerca de Israel porque hay situaciones difíciles. Hay países que sí es posible, pero es peligroso. Los latinos viven en un lugar que si quieren pueden cruzar la frontera y viajar, mis amigos y yo no… así que preferimos viajar lejos… La mayoría viaja a lugares como el Sudeste Asiático y Latinoamérica, en los que hay mucha cultura, pero a veces siento que muchos vienen sin realmente saber a donde vienen. Y la segunda cosa es que muchos buscan ir a lugares menos caros que Europa. Es algo que está en nuestra historia desde los setenta…
¿Cuáles son las palabras en español que más te gustan? Tengo una palabra que es difícil decir: investigar. Esa palabra me gusta. Investigación. Pasión, sabiduría, manzana también me gustan. Me gusta el idioma, me apasiona. También me gusta la música como Callejeros, Intoxicados, Viejas Locas, Andrés Calamaro, Indio Solari, Pappo… bastante.
¿Qué le recomendás a los israelíes que van a viajar dentro de poco? Mi recomendación es que elijan Latinoamérica, que es buena elección, que van a salir con una sonrisa. Yo creo que necesitan viajar solos para conocer. Que no tengan miedo, que sigan adelante. Que lo hagan.
Entrevista publicada en PL85 - Julio/Agosto 2017
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