“La historia no está escrita, la escriben los protagonistas y yo voy a ser quien escriba mi propio cuento día a día.”
Olé jadash pero no una vida jadashá. Javo Rocha (Javier Mondschein) busca renacer como actor, profesor y director de teatro acá en Israel. A la fecha ya lleva más de dos meses en el país y las anécdotas y choques culturales no faltan en su historia.
Sin sus famosos rizos, lleno de energía y frente a la playa, el Santiagueño (provincia argentina) e intérprete dramático de teatro, vive hoy en su paraíso. En Argentina, vivía de su trabajo como profesor de teatro en instituciones como la prestigiosa asociación APTRA (Asociación de Periodistas de la Televisión y Radiofonía Argentina), la cual entrega los populares premios “Martín Fierro”. Además, el reconocido director quien con tan solo 19 años dirigió numerosas obras tenía varias escuelas, por lo que su idea en estas tierras es, en un futuro, implementar talleres de teatro en las “escuelas de Javo Rocha”.
La pandemia logró complicar el trabajo inclusive de alguien tan dinámico y creativo como Javo. Se demostró una vez más como las artes necesitan el contacto, el compartir un ambiente presencial para lograr desarrollarse. “Tuve que convertir lo malo en bueno”, asegura el argentino, refiriéndose a las famosas clases por zoom. Aun así, el sentimiento de incompletitud lo comía por dentro, lo que lo llevó a decir palabras que definirían su destino. “Mamá me voy a Israel con mis hermanos, hago aliá”, mientras miraba al cielo desde la terraza de su edificio. Dicho y hecho, hoy vive en Tel Aviv trabajando en la cocina del Royal Beach. Mientras desarrolla su vida acá, trabaja como todos nosotros para avanzar de a poco en sus metas. Aunque sea puliendo platos todo vale por los sueños ¿no?
18 de marzo del 2020, recibimos a la figura argentina. Joven, divertido, movido y rápido, todo esto lo define completamente. Lleno de sueños y esperanzas en esta nueva etapa de su vida.
Su aliá ha sido muy particular, decidido de un día para otro a reinventarse y no parar un segundo. Trabajos por aquí, ofertas por allá, oportunidades que no dejara pasar y que lo ayudan a cumplir su gran meta; ser feliz. Primero la Municipalidad de Tel Aviv, después el Instituto Cervantes, luego majón le madrijim y ahora en programas de Masa en tal solo 4 semanas, realmente un fenómeno. Pero leat, leat como se dice, calma, porque todos pasamos por la etapa de la confusión con el idioma, la cultura y cosas básicas como moverse por las calles. Etapa que sigue superando y cada día aprendiendo más de esta experiencia. “Google maps y Traductor, mis dos mejores amigos”, asegura el actor.
Ni pandemia ni misiles le ganan en este momento. Actuar es su sueño y Tel Aviv su paraíso que le presentó un cambio de rutina necesario. No más eventos, salir a la playa, correr, básicamente el hecho de vivir en vacaciones lo cautivó. ¿Pero cómo es realmente vivir la vida de Javo de manera israelí?
Fotos: cedidas por el entrevistado.
¿Cómo ha sido hasta ahora tu desarrollo profesional en Israel? ¿Has logrado encaminarte en tus objetivos?
Para todos siempre he sido “Javo el director de teatro”, escrito con rótulo en la frente. En Israel quiero que el actor Javo vuelva a nacer y desde mis videos de Instagram me he encaminado en eso. Como profesor, no he dado ninguna clase, pero empiezo ahora y cada experiencia es distinta, a pesar de lo que digan los demás. Estando acá ya logré la declaración de ole mitztayen, la escuela de teatro en el Instituto Cervantes de Tel Aviv, y la Municipalidad de Tel Aviv para jóvenes hispanos. Todo esto me ayuda para lograr finalmente mis objetivos de armar una escuela estable y estar orgulloso. Se que son muchas cosas, lo que más he escuchado acá es: “debes bajar un cambio”. Tenía otras oportunidades, otras ciudades, pero tenía claros mis objetivos. Quería venir a Tel Aviv y comenzar a actuar y de a poco expandirme dentro de Israel con mis clases de teatro.
¿En qué momento te diste cuenta que eras realmente bueno en lo que hacías? ¿Alguna obra o proyecto en específico?
En la secundaria ya sabía. Me acuerdo que mi maestra de tutoría hizo una ronda preguntando que íbamos a hacer después del colegio. Cuando llega mi turno escucho; a vos Javier no te pregunto porque todos sabemos que quieres ser. En los intercolegiales de teatro de las escuelas yo solía protagonizar las obras y ganaba premios. Ahí me di cuenta que servía para esto y que además me gustaba. Y me sentí tocando el cielo con las manos cuando dirigí la famosa obra de Ana Frank, con solo 19 años y estaba siendo honrado y galardonado, al recibir el premio como el director de teatro más joven del país.
¿Qué cambios personales viviste cuando decidiste hacer aliá? ¿Este cambio tan radical de look representa también un nuevo Javo?
Me corté el pelo cuando decidí venir a Israel. Quise hacer un cambio de la energía muerta que representa el pelo. Cambiar y romper esa imagen que me ayudó pero que a la vez me encerró en un mundo egocéntrico. Todo giraba en torno a mí. Hoy en día me siento un referente de juventud, arte y destacado fuera del mundo judío, un nuevo Javo.
¿Nos podrías contar cómo es un día en la vida de Javo Rocha? Tu rutina, deporte, hobbies, ¿te gusta salir?
Por ahora me armé un cronograma. Todas las mañanas al hotel, lunes y miércoles en la tarde al ulpan, martes al Instituto Cervantes de Tel Aviv, jueves Municipalidad de Tel Aviv, domingos en Jerusalem al Majón le Madrijim. Voy creando día a día para mis videos, no me aburro nunca. Con la comida, muchas veces me cocino, pero desayuno y almuerzo en el hotel siempre lleno de proteína, me gusta salir a comer falafel, los chocolates de este país me encantan. Algo que hago todos los días es salir a correr por la playa. Todavía no conozco los bares y fiestas porque estoy en el proceso de armar mi círculo social para poder salir, en el trabajo es difícil y en el ulpan son muchos rusos, pero tiempo al tiempo, todavía somos todos jóvenes.
Javo en su primer cumpleaños en Israel, junto al Sr. Misha,
Jefe del Servicio de Desayuno del Hotel Royal Beach. Año 2021.
Foto: cedida por el entrevistado.
¿Con qué idiomas te manejas acá? ¿Tus próximas clases serán en inglés, hebreo, español? ¿Te ves actuando y enseñando en hebreo en un futuro?
No busco quedarme solo en el nicho del hispano parlante. Quiero dar el salto del español al hebreo, pero sé que me va a tomar tiempo. Mi idea con las clases de teatro es enseñar en sociedad, es decir con un traductor al hebreo para lograr conquistar a alumnos israelíes. Ahora van a ser todas en español, van a pasar muchos años hasta que maneje el idioma. Para comunicarme hago una mezcla impresionante de idiomas, de base uso el español y voy agregando frases en inglés y en hebreo. Me tengo que confesar, el Google traductor ha sido mi mano derecha en este tiempo, no salgo a la calle sin él.
¿Te viste alguna vez trabajando en un hotel en la playa de Tel Aviv? ¿Alguna historia o choque cultural que te llamó la atención?
Vine acá queriendo hacer algo que jamás hice y que me ayude a matar el ego. Con una servilleta literalmente estoy puliendo platos, jamás me imaginaba haciendo esto. Acá hay que hacerlo y todos empezamos así, quería vivir la experiencia.
Una historia que me chocó fue cuando me quedé sin batería, tomé el colectivo para Givat Haim y me terminé bajando en cualquier lugar, todo se parecía, ... y me perdí. Me chocó no poder decir simplemente; ¿me prestas tu celular para ver el mapa?, no me atreví y me paralicé.
En breve te cambias a vivir en un hostal, ¿por qué crees que es lo ideal?
Firmé contrato con un shutaf en el barrio Schapira en Tel Aviv por un mes (una pieza), pero era complicado hablar ruso con el dueño. Este 31 de junio se termina el contrato y me voy para el hostal Hayarkon. Me gusta tener amigos, sentirme de vacaciones y estar en la playa. El hostal es el lugar perfecto. Iré viendo mes a mes cómo voy con lo de las piezas compartidas pero la verdad me emociona estar ahí en verano.
Es interesante que hayas creado los premios “javolandia”, ¿Nos puedes contar un poco del evento?
Yo siento que el clímax de mi carrera fue con los premios javolandia. Llenaba el teatro Coliseo de Argentina con más de 1.700 espectadores y ahí 100 famosos, entre productores, actores, le entregaba los premios a mis alumnos. Los premios eran literalmente unos javos chicos, con los famosos rulos y destacaba simplemente el talento de mis queridos estudiantes.
Cuéntanos de tus clases y de tus alumnos ¿cuándo decidiste empezar a enseñar?
Cuando me preguntan ¿a qué te dedicas? Mi respuesta es que me dedico a abrir cerebros, desestructurar personas y llevar alegría a mucha gente, incluyendo los estratos sociales de mis propios alumnos. Mi trabajo es crear consciencia sobre cómo actuar arriba del escenario y como ser buen integrante de un grupo también. Mis técnicas son variadas, la memoria sensorial y emotiva de Lee Strasberg, los ejercicios instrumentales de Eric Morris, junto a autores como Stanislavski. Hago una mezcla para que mis clases sean lúdicas y dinámicas, como se diría; cada maestrito con su librito. Todo empezó cuando la keilá judía de Tucumán me contrató para dirigir sus obras de teatro mientras yo aún estudiaba en la universidad, me encantó. Además, suelen decirme que mis clases son terapéuticas, busco ayudarlos a través de lo emocional y el autoconocimiento.
¿Qué hacías en tus clases por zoom? ¿cuánto te limitó la enseñanza?
Llega marzo del 2020 y cuarentena. Me quedé dos meses de brazos cruzados, creyendo como todos que esto iba a pasar. Después de mucha espera, con Luis Ventura nos reinventamos para evitar que APTRA cayera. Comenzamos con cursos online de periodismo y de teatro, todos sabemos que no es lo mismo, ni tenía la confianza de poder hacerlo. No poder hacer trabajos en grupos, no sentir el ambiente y compartir el aura y las energías. Sin embargo, me vino como anillo al dedo ser especialista en las técnicas instrumentales, ejercicios individuales, por lo que trabajé a través de Morris para esta etapa online. En Israel no he empezado los cursos online por todos los trámites necesarios para que sea legal pero luego abriré las inscripciones.
(de izq. a dcha.) Luis Ventura (Presidente de A.P.T.R.A) y
Javo Rocha (Director y Profesor de la Escuela de Teatro de A.P.T.R.A).
Foto: cedida por el entrevistado.
Foto izquierda: En APTRA, Javo con su Escuela era imagen de la Asociación de
Periodistas de la Televisión y Radiofonía de Argentina.
Foto derecha: En A.P.T.R.A. Buenos Aires, con el Premio Martin Fierro en la mano.
Javo era el Profesor y Director de la Escuela de Teatro de A.P.T.R.A.
Fotos: cedidas por el entrevistado.
¿Qué es el éxito para ti? ¿Qué buscas lograr en el teatro en este país?
El éxito es hacer lo que uno quiere y triunfar. En Argentina mi artista estaba incompleto, lo que realmente quiero es actuar. Si acá logro cumplir ese deseo de volver a ser actor, el éxito para mi habrá llegado. De la película “Into the wild” aprendí que la felicidad solo es completa cuando es compartida, por lo que también quiero enamorarme en este país y compartir esa felicidad del éxito.
En el teatro, primero lograr un aire fresco. Cada persona es única e irrepetible al igual que los actores y profesores de teatro. Mi profesión tiene valor y mi estilo es muy particular, quiero rescatar esa esencia mía del docente.
¿Cómo fue para ti recibir el premio de inmigrante sobresaliente? ¿Que representa?
Realmente no tengo claro para qué sirve el olé mitztayen pero creo que Israel es un país serio que busca destacar y subrayar el talento, dando ayuda económica y a la vez prestigio. Es Israel diciendo “recíbanlo porque no es uno más” y así me estoy sintiendo. Todo tiene su tiempo, no existe la aliá express. Cuando escuché que el Misrad Haklita (Ministerio de absorción) hacía una audición para artistas y deportistas destacados el 22 de abril, me moví y preparé dos monólogos. Obtuve la calificación mitztayen, por lo que conseguí el premio. Yo sé que con este reconocimiento voy a lograr cosas extraordinarias en un futuro, pero ahora todavía me falta conquistar al israelí. En eje y pisando tierra, paso a paso, voy cumpliendo objetivos que suman para finalmente ser feliz y rearmar mi vida sin empezar de cero.
Te fuiste de Argentina por varias razones. Hoy en día, después de haber vivido una situación difícil, con los misiles ¿sentiste algún deseo de volver?
Amo a mi país, pero mi carrera allá está estancada desde hace diez años. Después de mi última entrega de premios “javolandia” no pude producirlos más porque todos los años crecía la inflación y con eso subía las cuotas. Me pedían becas que no podía entregar. Lo digo hoy y lo seguiré diciendo, no volvería jamás. Me sorprendieron los misiles, pero no me preocupaba, mis amigos en casa estaban más asustados que yo. A todos nos preocupa la situación civil, pero me sentía totalmente protegido con la cúpula de hierro, pura confianza en Israel.
Javo con los padres Rosita y Víctor. Fotos: cedidas por el entrevistado.
¿Qué necesitarías para comenzar a sentirte asentado en el país? ¿La cuenta de Instagram de ulpan refleja tu comodidad y libertad para crear acá?
Me hace falta unirme a la sociedad israelí y contribuir al crecimiento del país sembrando un granito de arena desde mi arte. Para sentirme parte de, me presento como un ciudadano más. En mi Instagram ya puse que soy un argentino israelí, y aunque no todos los entiendan ya no soy más un argentino en Israel. También necesito crear mi propio círculo cercano para empezar a salir y vivir más.
Con el Instagram jetzijatzil solo tomé una oportunidad. No podía enchufar el computador en la cuarentena porque no tenía adaptador y necesitaba comunicarme en hebreo, por lo que ahí decidí no aburrirme mientras aprendía y comencé a crear. Me pareció perfecto para que también otros ulpanim y alumnos puedan ser parte de esto, compartiendo anécdotas alrededor del mundo.
Después de dos meses, si tuvieras que decir que es Israel para ti, ¿qué palabras elegirías?
Rejuvenecedor y momento para volver a nacer. Tengo la oportunidad de tener una nueva vida dentro de la mía, porque Israel da lugar a todos. Antes sentía que no podía salir de mi zona de confort todos los años haciendo lo mismo, super rutinario a pesar de que trabajaba con cientos de personas. Israel me salvó de la soledad que sentí en la pandemia. Ahora tengo 45 años, pero cuando tenga 75 voy a necesitar el apoyo y la compañía de la familia que tengo acá. Todo esto tiene mucho significado para mí porque la primera obra que dirigí se llamó “surge el estado de Israel” de Aaron Neguev. Y ahora surge esta nueva posibilidad en el estado de Israel en mi vida. La historia no está escrita, la escriben los protagonistas y yo voy a ser quien escriba mi propio cuento día a día.
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