A los argentinos pocas cosas nos resultan deliciosas como el dulce de leche. Este dulce es, junto al mate, a las facturas y al asado “un clásico nacional”, que fue reconocido como Patrimonio Cultural Alimentario y Gastronómico. Si sos tan fan como nosotros o querés entender por qué deliramos por este manjar, no dejes de leer esta nota.
Somos Fanáticos del dulce de leche. Defendemos que fue en Argentina que se inventó, con el pecho inflado de orgullo (y con referencias históricas), aunque también son otros los países que se adjudican tamaño mérito. Pero todos coincidimos en que es irresistible.
Podemos asegurar, sin temor a equivocarnos, que el dulce de leche (que resulta de una mezcla de leche, azúcar, glucosa, esencia de vainilla y bicarbonato) está presente en la mayoría de nuestras recetas. -tales como alfajores, tortas, chocolates rellenos, muffins, facturas, waffles o panqueques-.
¡Cuántas dietas hemos quebrado “los argentos” por una pequeña cucharita de dulce de leche para saciar su falta, ¡A cuántos viajes lo llevamos, por si no lo conseguíamos en nuestro lugar de destino!
Como muestra que estamos ante “una figura estelar” de los dulces, en nuestro país una vez por año, la Cámara de Confiterías de la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés (AHRCC) organiza la semana de la pastelería, con food trucks dulces que recorren la ciudad de Buenos Aires, teniendo -por supuesto- al dulce de leche como su delicia principal.
Son múltiples las industrias lácteas, a lo largo de la Argentina, que producen este manjar, que es elaborado con diferentes texturas de acuerdo a su necesidad y por qué no al gusto del paladar -tales como clásico, repostero, industrial y light-.
La pasión por el dulce de leche, se traslada a toda América Latina y a numerosos países del mundo como España, Israel y Francia, donde se lo importa y/o se lo produce. Sin embargo, en la mayoría difiere su denominación –y en algunos varían también sus ingredientes y/o consistencia-. Sin embargo, tal es el fanatismo que, desde hace casi 13 años, se celebra cada 13 de octubre el "Día Mundial del Dulce de Leche”, homenajeándolo en diferentes eventos gastronómicos.
Muchos judíos argentinos que hicieron aliá (emigraron a Israel), padecieron durante muchos años tener que consumir dulce de leche “a cuenta gotas”, cuando algún turista llegaba a visitarlos desde nuestro país o si tenían la bendición de ser los privilegiados de dar con alguna tienda en Israel que lo tuviera. Esa odisea quedó en el pasado y hoy en día en las góndolas de los supermercados israelíes ofrecen el ריבת חלב (dulce de leche en hebreo). Incluso varios israelíes aprendieron de los argentinos a preparar la torta que se encuentra en el podio de nuestra pastelería: la "Chocotorta”.
La Chocotorta, es para los argentinos “un clásico de los clásicos”, que mezcla principalmente galletitas de chocolate, con queso crema y por supuesto dulce de leche. Si ya la conocés, seguro se te está haciendo agua la boca … ¡no podés dejar de prepararla y probarla!
Te acercamos la receta para que puedas elaborarla en el lugar del mundo en que te encuentres. ¡es muy fácil de hacer!
Ingredientes:
½ kg. Galletitas de chocolate
400 gr. Queso crema
400 gr. Dulce de leche (clásico o repostero)
Leche, café preparado, licor (para humedecer las galletitas, a elección)
Preparación:
En un bowl, mezclar hasta unificar el queso blanco con el dulce de leche.
En un plato hondo colocar el líquido de preferencia para humedecer las galletitas (como leche -puede ser con cacao-, licor, oporto o café preparado frío).
Humedecer las galletitas en el líquido elegido (evitando que se rompan)
En una bandeja, molde o fuente (del tamaño que se desee hacer la torta) disponer las galletitas humedecidas una a una, en fila, hasta ocupar por completo la base elegida.
Cubrir todas las galletitas con una capa generosa de la mezcla del dulce de leche y el queso crema.
Repetir los pasos 3 a 5 hasta completar entre 3 a 5 capas de altura
Decorar a gusto (cubierta de baño de repostería, confites, chocolates). Hay tantas opciones como cocineros.
Enfriar el máximo tiempo posible antes de comerla (puede congelarse también). Buen provecho!
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